martes, 2 de julio de 2013

AROMA DE MUJER

Caminaba ansiosa de estar entre sus brazos. La tormenta esa tarde hacía piruetas con la nevisca,
mientras el ocaso blanco desprendía su lluvia de estrellas exagonales de hielo cristalizado, al son del congelado viento danzaban. La ventisca no le permitía andar con libertad, apurando el paso con la gabardina a punto de cristalizar, no titubeo, a la cita tenía que llegar, el frío golpeaba su rostro como látigos enfurecidos como un castigo divino, en el núcleo del purgatorio mientras en su andar seguía ululando el viento su lacrimoso lamento. Los huesos entumecidos se resistían a seguir, la tarde nevada caía por su afligido rostro, en la esquina unos jóvenes tarareaban una melodía de moda, mientras el vaho se veía como salido de grandes chimeneas. Sintió el pánico pulsar su alma.  Suspiró hondo y siguió adelante, pronto estaría frente a él. La noche emborrachó la luna y el sonar de las copas de cristal se escucharon al chocar. Apuró el paso, un presentimiento la hizo detenerse. -¿haber caminado en vano? pensó,
de pronto, presionando el timbre con insistencia; la puerta abierta se encontraba, una pequeña mesa vestía de gala esa noche
dos copas, un brindis y el aroma a perfume de mujer.


Autora: Ma Gloria Carreón Zapata.




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